Es impresionante las diferencias que notamos alrededor del mundo en cuanto al comportamiento de las personas, y es que pesar de que vivamos por circunstancias similares todos somos únicos.
Pero algo en lo que todos tenemos en común es que al estresarnos o enfrentar situaciones que nos generan ansiedad, buscamos la forma de resolver nuestros inconvenientes más acorde a lo que aprendimos en nuestra niñez o por experiencias propias en el transcurso de nuestras vidas.
Y parte de eso se evidencia en el manejo de la ansiedad, ya que cada uno toma una respuesta diferente ante las situaciones estresantes.
Hay diferentes formas de manifestarse:
- Algunos se comen las uñas (onicofagia).
- Otros se tornan agresivos o sufren ataques de ira.
- Hay otros que necesitan limpiar compulsivamente.
- Y los que salen de compras hasta agotar la sensación de ansiedad.
- Entre otras manifestaciones.
Pero existen muchos que ante una situación en la que la ansiedad los está avasallando se dirigen con urgencia al refrigerador a devorar todo lo que encuentren delante de ellos.
Si eres una de estas personas que manifiestan la ansiedad a través de la comida, y te ha ocurrido esta situación muy frecuentemente, te ayudaremos a comprender que pasa en tu cuerpo y como tener una mejor reacción ante la Ansiedad.
¿La ansiedad da hambre?
La ansiedad es una respuesta ante las posibles situaciones que no podemos controlar o son generadores de estrés, pero no es directamente una causante de hambre.
Sin embargo, las necesidades emocionales pueden ligarse a desequilibrios en nuestro cuerpo como lo son los neurotransmisores, encargados de la regulación de nuestro organismo.
En el hipotálamo están los centros de regulación del hambre y la saciedad.
Además es el encargado de la regulación del organismo, por lo que al ocurrir un desequilibrio, tiende a liberar las hormonas necesarias para recuperar el control.
De igual forma, al estar en presencia de una situación de estrés ocurre una disminución de la serotonina en el organismo, nuestra hormona de la felicidad, y en ciertos alimentos la podemos encontrar.
Además, podemos estar necesitando ciertos nutrientes sin saberlo y nuestro cuerpo nos pide imperativamente algo que no le hemos dado, así que esta abstinencia puede resultar en ansiedad.
Todos podemos en algún momento tener necesidades desconocidas, pero es importante reconocer que en la mayoría de los casos los conflictos emocionales están detrás de los desórdenes alimenticios.
Respuesta biológica y Patrón conductual
Estamos en una sociedad donde el marketing influye hasta en la forma en como deberíamos actuar tras sufrir situaciones estresantes. Por lo que vemos en comerciales, anuncios y películas la solución de los problemas tras comer en exceso.
Por lo que, por ejemplo, podemos ver a la chica que acaba de terminar una relación amorosa y empieza a ver películas tristes y comer helado.
También vemos a la persona que está trabajando mucho comer donas con café para soportar una larga noche, o también está el caso de la mamá que resuelve los berrinches de sus niños dándoles dulces.
Además, la forma en como nos comportamos tiene como origen nuestras experiencias personales y la forma en la que nos enseñaron nuestros padres a actuar ante las situaciones de estrés, además de un componente hereditario, indican teóricos de la psicología de la personalidad.
Según estudios del reconocido Psicólogo Albert Bandura “los individuos aprenden mediante la observación de las conductas” por lo que si vemos que ante la ansiedad, comer es la solución, será la primera opción a tomar.
Pero, ¿qué ocurre en nuestro cerebro frente a la ansiedad?
En el mismo sentido, nuestro cerebro adapta sus glándulas basales a las dosis de sustancias que le proporcionemos, así que si obtenemos grandes dosis de serotonina o dopamina, al no generarlas sentiremos la abstinencia de esta, generando síntomas fisiológicos.
Además, nuestra memoria permite desarrollar huellas de cómo solucionamos las situaciones y en pro a los resultados de experiencias previas, es así como vienen pensamientos que incitan a repetir la conducta, en este caso, de comer.
Es como si nuestro cerebro tuviera un respaldo de videos de nuestra niñez en donde vemos videos de mamá, papá, o alguna figura significativa en nuestra niñez, comiendo mucho porque tenía que pagar las cuentas.
Se abre otra carpeta y vemos videos de la primera vez que comimos un helado para sentirnos mejor porque estábamos tristes y así sucesivamente nuestro cerebro empieza a generar pensamientos que incitan a comer por ansiedad.
Así que mediante las repeticiones de estos comportamientos se crean una conducta; ¿Qué entiende nuestro cerebro? Que cuando comemos las cosas se solucionan y es el camino a la felicidad.
¿Por qué solo me provocan los dulces?
Los azúcares son nuestros favoritos en momentos de ansiedad por comer, incluso se convierten en los pensamientos directos en esta situación.
Esto se debe a que nuestro cuerpo, al estar en estado de angustia, desea regularse con dosis de serotonina y dopamina que ayuden a alcanzar el equilibrio, que ha desaparecido gracias a las altas dosis de cortisol que poseemos debido a la ansiedad.
Además, los carbohidratos y azúcares al entrar en el organismo se convierten en glucosa, por lo que brindan energía y una subida de ánimo instantánea.
Por otra parte, los azúcares y carbohidratos sacian fácilmente el organismo.
Así que de forma rápida y segura se producirá alivio ante la sensación de estrés.
Consecuencias ante la ansiedad por comer
Luego de los atracones por ansiedad podemos sentir mucha culpa, malestar estomacal e incluso indigestión tras haber ingerido de forma rápida “comida pesada”.
Debemos recordar que la comida no resolverá la situación que originó nuestra carrera al refrigerador. Por ende, tras haber comido tanto, nada habrá cambiado además del volumen de nuestro estómago.
Comer por ansiedad además puede desarrollar conductas compulsivas que finalicen en la adquisición de trastornos de la conducta alimentaria como lo la bulimia o la anorexia, o producir enfermedades como la diabetes, la obesidad, entre otras.
Es por ello que la ansiedad por comer, más que una ayuda ante la ansiedad, es una solución rápida que va a generar consecuencias negativas con el pasar del tiempo.
Así que al momento de sentir ansiedad, te recomendamos que tomes aire por la nariz y lo sueltes suavemente por la boca, cuenta hasta 10 mientras lo haces y tras hacerlo piensa en claro tu situación y una solución real escribiendo tus posibles opciones en un papel.
Si después de esto aún quieres un bocadillo puedes ir por él con tranquilidad, porque la comida será amiga de tu ansiedad por minutos pero tu juez por años si conviertes en un hábito tu impulso de comer.
Referencias
- https://vivirsinansiedad.org/tipos/ansiedad-por-comer/
- https://psicologiaymente.com/nutricion/comer-por-ansiedad
- https://www.centrojuliafarre.es/psiconutricion/comer-por-ansiedad/
- Sonia Rodríguez1 José l. Mata Silvia Moreno. Psicofisiológica del ansia por la comida y la bulimia nerviosa. Clínica y Salud, 2007, vol. 18 n.° 1 – Págs. 99.118. ISSN: 1130-5274 Disponible en: http://scielo.isciii.es/pdf/clinsa/v18n1/v18n1a07.pdf
- Garcia Falconi, Renan et al. Ansiedad, depresión y habitos alimentarios y actividad en niños con sobrepeso y obesidad. HORIZONTE SANITARIO, [S.l.], v. 15, n. 2, p. 91-97, july 2016. ISSN 2007-7459. Disponible en: http://revistas.ujat.mx/index.php/horizonte/article/view/1107.
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- McIntosh, J. (2016, January 21). «¿Qué es la serotonina y cuál es su función?.» Medical News Today. Disponible en:
https://www.medicalnewstoday.com/articles/291259.php.